Bitácora del duelo (2)
Convengamos algo. Ganar es fácil. Lo difícil es sobreponerse a la derrota. Porque es ahí, créanme, ahí en el fracaso, donde se fraguan los hombres de verdad. Algunos se rompen para siempre. Otros quedan inválidos del corazón. Y están los que tienen el coraje de volver a amar. Son los que entendieron que el amor es lo único que vale la pena en esta vida. ¿Cuál de esos tres caminos me espera? Creo saberlo. Pero sería demasiado pretensioso manifestarlo en este estado de congoja. Por ahora lo único que puedo decirles con certeza es que mi derrota tiene nombre: Paula Samamé.